A medida que nos adaptamos al nuevo ritmo después de “retroceder” una hora, muchos pueden agradecer el sueño extra, pero el fin del horario de verano puede tener efectos sorprendentes en nuestro bienestar mental.
Paul Giger, MD, director médico de Salud Conductual en Providence Health Plan, explica que a pesar de ganar una hora más, el cambio altera nuestros ritmos circadianos, el reloj biológico interno que regula nuestro ciclo de sueño-vigilia. "Esta alteración puede provocar problemas de salud mental, especialmente a medida que las horas de luz se acortan", afirma.
Las investigaciones muestran que los cambios de horario están asociados con un mayor riesgo de depresión y trastorno afectivo estacional (TAE). Al ponerse el sol más temprano, muchas personas salen del trabajo a oscuras, lo que limita la exposición a la luz solar natural, lo que puede afectar las hormonas que regulan el estado de ánimo, como la serotonina y la melatonina. Aunque durante el “retroceso” la cantidad de luz matutina aumenta y el amanecer ocurre más temprano, el Dr. Giger advierte que durante las próximas 7 semanas los días se acortarán hasta llegar al día más corto del año, el 21 de diciembre.
"Esta pérdida gradual de la luz del día puede resultar difícil para las personas, especialmente para aquellas propensas a la depresión invernal o al trastorno afectivo estacional (TAE)", afirma. “No se trata solo de perder días soleados: la exposición reducida a la luz natural puede afectar significativamente la química de nuestro cerebro, los patrones de sueño y la regulación del estado de ánimo, lo que hace que esta transición estacional sea un momento crucial para priorizar la salud mental”.
El Dr. Giger señala que las personas con problemas de salud mental preexistentes pueden encontrar esta transición especialmente desafiante. "La combinación de patrones de sueño alterados y luz natural reducida puede intensificar los problemas de salud mental existentes, por lo que es esencial adoptar estrategias proactivas de salud mental". Aquí están sus recomendaciones:
1. Salga al exterior durante las horas del día, especialmente por la mañana. Si no vive en un lugar con mucho sol, considere usar una lámpara de terapia de luz durante 20 a 30 minutos cada mañana. Intente mantener su espacio de trabajo bien iluminado también durante el día.
2. Haga ejercicio regularmente, preferiblemente durante las horas del día. Mantenga una dieta equilibrada rica en vitamina D y limite el consumo de cafeína y alcohol.
3. Programe consultas con su proveedor de salud mental si es necesario. Es posible que le recomienden practicar técnicas de reducción del estrés, como la meditación o la respiración profunda.
4. Recuerde mantener sus citas de terapia regulares si actualmente está en tratamiento.
Ayuda profesional
Si nota cambios significativos en su estado de ánimo, patrones de sueño o salud mental general durante esta transición, no dude en buscar ayuda profesional. Los proveedores de salud mental están familiarizados con los desafíos estacionales que enfrentan muchas personas y pueden ofrecer estrategias específicas para manejar estos cambios.
Al comprender el impacto potencial del cambio de horario e implementar estrategias preventivas, podrá mantener mejor su bienestar mental durante esta transición estacional. Manténgase atento a sus necesidades, mantenga rutinas saludables y busque apoyo cuando sea necesario.